martes, 28 de julio de 2009

LA DIENTONA


CUENTO DEL CAIMÁN DE SANARE

"Era la cuaresma y yo andaba enamorado de una muchacha. No podía uno salir porque La Dientona salía y echaba a correr a toda la gente. Se ponía bien vestida, preparada y aquellos cabellos tan largos. Era una mujer muy bonita la que salía a uno.

Eran las 12 de la noche, y yo venía de enamorar una muchacha. Ella me echó pa´afuera rápido, porque la mamá y el papá estaban muy celosos.

- Ya es hora, me decían, y yo enamorao, puro jugar baraja. Floreaba las barajas, y nos cruzábamos los decires. Bueno, me fui para mi casa y me salió La Dientona. Ella me gustó mucho, tenía el pelo largo y bien vestía. Hola, le digo yo. Ella me pregunta que de dónde venía y para enamorarla, le dije de un viaje.

Me preguntó para dónde iba y le dije para mi casa. ¡ Tan temprano !, pero si esta es la hora de nosotros.

Se me puso el pelo riscao del miedo. Al rato le pregunté si ella tenía novio y me respondió que ahora los hombres eran malucos porque no decían nada. Pero si usted es tan bella, tan tiernita. Qué le pasa a los hombres. Vámonos junticos, ¿ Quiere que le eche el brazo ? ... Sentí que estaba fría como un cadáver. Eso no me gustó nada. Hasta el sombrero se asustó y se empinó pa´arriba también.

Ella me preguntó si quería ver sus dienticos y yo inocentemente le dije que sí, todavía. Me lo enseñó y salieron unos para arriba y otros pa´bajo. ! Ay ¡, me fuí de pa´tras. ¡ Ave María Purísima ! Salí corriendo y se pegó atrás con esos dientes fieros.

Eché una carrera tan grande que hasta las cotizas las largué. Otro día nos vemos, le dije, y La Dientona echaba candela de esa boca

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